First Class

El Señor Ohley

El Señor Ohley, autor de este First Class, es un viejo conocido de los acólitos de los 18xx. Es el responsable junto con su colega Orgler de títulos como 1844/54 Suiza/Austria, 1824 Austria/Hungría, 1880 China o 1848 Australia.

En 2013 decidió dar el paso al público más generalista de la mano de la editorial Hans im Gluck. De este matrimonio salió Russian Railroads, una joya que fue acogida con entusiasmo por crítica y público.

En 2015 publicó Trambham. Este juego supuso un gran salto hacia el vacío por el cambio de temática, dejó el mundo de los trenes para adentrarse en el de los tranvías xD. Bromas aparte Trambham es un juego sencillo, una especie de cinquillo hipervitaminado muy entretenido para jugar en pareja.

Es por este currículo por lo que en cuanto me enteré de que Helmut Ohley sacaba otro euro de trenes para Hans im Gluck, e ilustrado además por otro monstruo como Menzel, no dudé en poner el juego en mi Wihslist.

El Juego

First Class es un eurogame con el tema pegado. De hecho apenas se molestan en contarnos el tema en las reglas. Se supone que tiene algo que ver con el  Orient Express. La verdad es que si no fuera por el módulo del asesinato en el Orient Express podríamos estar ante un juego que tratara de cualquier otra cosa que no fueran trenes. Pero ojo que esto no es malo, se podría decir lo mismo de cualquier otro eurogame, forma parte de su idiosincrasia.

Cada ronda de juego comienza con un mercado de 18 cartas (tres filas de seis). En su turno cada jugador coge una carta del mercado y la ejecuta. Si alguna fila pierde tantas cartas como número de jugadores se elimina toda la fila. Es el modo para dar escalabilidad al juego.

Con las cartas debes ir completando dos trenes añadiendo vagones. Cada tren dispone de un revisor que tendrás que ir avanzando por los vagones. Lo segundo que debes hacer con las cartas es construir la ruta y recorrerla con tu tren.

Cuando no queden cartas en el mercado se acaba la ronda y se repone nuevamente, al final de las rondas pares se realiza una fase de puntuación. Se revisa los lugares por donde ha pasado el tren y se activan sus efectos. Después se anotan los puntos correspondientes a los vagones por donde ha pasado el revisor.

El juego consiste en un módulo básico al que se le añaden otros dos módulos a elegir de entre cinco opcionales.

Módulo básico. Las cartas sirven para construir la ruta, los trenes y hacer avanzar a los revisores y la locomotora.

Módulo A. Contratos. Son acciones muy potentes pero que requieren cumplir una serie de requisitos para poder ejecutarlas.

Módulo B. Celebridades y Postales. Multiplicadores que añades a una carta de vagón o de ruta.

Módulo C. Asesinato en el Orient Express. Es el módulo que se sale de la norma. Convierte el euro en un juego con mucha interacción y tema. Ha ocurrido un asesinato en el tren y la policía va a detener a uno de los jugadores al final de la partida, este jugador obviamente no podrá participar en el recuento final de puntos.

Módulo D. Pasajeros y equipajes. Es un módulo que requiere cierta dedicación para sacarle partido porque un pasajero (o equipaje) aporta poco de por sí pero genera un beneficio residual que se activa cada vez que sube al tren otro pasajero (o equipaje).

Módulo E. Agujas y Mecánicos. Son cartas que se colocan entre ambos trenes y potencian el valor de los vagones.

Opinión

La edición del juego es impecable tal y como nos tiene acostumbrados Hans im Gluck. Es una editorial que cuida mucho la edición de sus juegos, se ha especializado últimamente en euros de peso medio muy bien acabados.

Sin embargo estamos ante un juego de cartas metido en una caja de eurogame, y lo peor, a precio de eurogame. Todo el cartón y la madera del juego es prescindible, se podía haber realizado un juego únicamente con cartas, metido en una caja mucho más pequeña y por supuesto por menos de los 45 eurazos que cuesta la broma.

La ilustraciones corren a cargo de Michael Menzel, uno de los grandes exponentes de los ilustradores alemanes de eurogame. Mantiene el nivel al que nos tiene acostumbrados. La iconografía es muy intuitiva, siendo esto complicado por la gran cantidad de información que hay en las cartas.

Las reglas del juego no son complicadas, de hecho tu turno se limita a coger una carta del mercado y ejecutar lo que te dice. Sin embargo hay una gran cantidad de detalles, interacciones y módulos que hacen que la explicación no sea corta ni sencilla.

El tiempo de juego son 20 minutos por jugador según dice la caja pero si no hay AP en la mesa es un juego incluso más rápido. El entreturno es cortísimo porque cada jugador sólo realiza una acción por turno.

El autor ha ideado un sistema genial para lograr que el juego escale de maravilla. Cuando se cogen tantas cartas como jugadores de una fila, dicha fila se retira por completo. Esto hace que puedas impedir que la carta que tanto necesita tu adversario le llegue, pero sin la necesidad de tener que quedarte tú con esa carta que igual no es tu mejor opción, sino retirando otra de la misma fila que se ajuste mejor a tus necesidades.

La posibilidad de combinar los cinco módulos libremente le da al juego una gran rejugabilidad puesto que cada módulo te obliga a adaptar tu modo de juego.

La interacción entre jugadores es mínima, más allá de la típica que hay en todo eurogame, en este caso la disputa por las cartas. Se sale de esta norma el módulo de Orient Express que te da la opción de «putear» directamente a tus adversarios.

No hay hueco para el azar en este juego, como buen euro, salvo, una vez más, el módulo del Orient express. Todo es controlable, incluso el orden de turno para que no te quiten esa carta que necesitas para realizar tu supercombo.

En definitiva, estamos ante uno de los mejores juegos del año, sin duda dentro de mi top 10 de todas las categorías y seguramente el mejor como eurogame de peso medio. La mejor opción si quieres echarte algo que te exprima el cerebro en un corto espacio de tiempo.